Mirando el cartel

 

  

jueves, agosto 16, 2007

Pactar con el gato

Ahí arriba, en las azoteas de los edificios, vale más instinto que vista, más la percepción del próximo paso a dar que la visión del posible camino a recorrer.

Ahí abajo, vosotros, muestrario de personajes de lo alto, cuando deambuláis por las calles, parece que os prima la ambición de ver cumplidos unos deseos estratégicos orientados a la consecución de satisfacción personal sobre la asunción de los valores humanos de quienes comparten espacio y vivencias; sea en reuniones a tres bandas en lugares públicos, sea en íntimos ambientes de pareja, sea entonando proclamas de diálogo ante receptivas audiencias.

Ahí abajo, también, siempre hay quien, independiente o solitario, a la búsqueda de su yo por definir, mira hacia arriba sin percatarse de lo que tiene tras de sí.

Aquí, fijaos bien, entre arriba y abajo, en la rama de este árbol en pleno barrio de vecindad sin más ventanas que por la que estáis mirando, me encuentro cual observador notario sujeto a pacto tal como reza la pintada mural del título. Tened presente que "con todo deseo viene una maldición", os lo recuerdo desde esta mi rama en el deshojado árbol de la vida, mientras veo con la perspectiva que me confiere mi instinto animal cómo algunos de vosotros vais depositando manipuladoramente sentimientos en quienes os rodean con la esperanzada convicción de que os sean devueltos al llegar a destino; no os sorprendáis, autostopistas emocionales, si el vehículo que os llevaba cambia de objetivo y os encontréis, de nuevo, solos, en el arcén o ante la ventanilla de secretaría.

Aquí, ahí, alrededor, todo son azoteas y tejados; un resbalón, un desliz en vuestro siguiente paso y la fuerza de la gravedad os puede hacer caer, y no todos sois gatos para disponer no ya de dos ojos de perspectiva sino de siete vidas de experiencia.

Por eso desde mi sensible e instintiva perspectiva felina, carente de felonía, os invito a que desde vuestro lado de la ventana mirador prestéis más atención a quienes os rodean y os fijéis en lo que hacen por vosotros para que, propiciando el toque humano, podáis escribir nuevas páginas en vuestro libro particular de sueños y así consigáis vuestra ansiada y maravillosa recompensa.

viernes, diciembre 01, 2006

Brick

La blanca estela actúa de papel para las letras de los créditos artísticos y competitivos de una película de detectives cuyo título apunta a un ladrillo más en esta pared de jóvenes que prematuramente toman las de adultos para violentamente acabar plácidamente con la mano extendida flotando sobre la superficie del agua de alcantarilla que calmadamente busca la inmensidad de un océano en el que encontrar un rincón en cualquiera de sus fosas abisales, pobladas por seres planos que sobreviven a la falta de luz, a las altas presiones y a las naturales tensiones de la comunidad que su conjunto combinado determina.

La lechosa estela fluye de los moribundos dedos como sangre resultante de luz y taquífragos o como dilución del concentrado polvo de ladrillo que ha entrado en contacto con el básico elemento vital que de líquido se escapa de entre los dedos y flexible se adapta a cualquier recipiente corporal que, receptivo en la base del cartel, lo quiera contener.

En otra época hubiera sido un cigarrillo buscando mantenerse erguido y alejado del suelo consumiéndose recortado contra el cielo de los sueños y las deseadas tentaciones mientras el humo asciende dibujando sugerentes formas de estudio piscológico. En ésta, es una mano al pairo unida a un cuerpo colilla caído y pisado por quienes circunstancialmente van de adultos.

sábado, noviembre 18, 2006

La dalia negra

Póquer circunstancial, resultante de una aparente doble pareja que conforma dos tríos practicantes; cuestión de combinatoria en torno a una investigación que deriva hacia la obsesión más íntima ante lo que la fuerza de la gravedad presenta como superficial corrimiento cuando en realidad es profundo tajo.

Sé simple (cartelista), no recargues con lo que antaño hicieron los autores (novelista y director), tan sólo ábrele bien los ojos al espectador para que no forme parte del corro de morbosos que se alimentan del yaciente producto de desviados depravados al final de la línea de tres farolas que jalonan el negro recorrido de lo que circula por el lado más sórdido de los oropeles dorados y el glamour artificial de la meca social; invítale a ver, a mirar hacia arriba, hacia el más allá, hacia el más acá, puede que vea negro bajo blanco o blanco sobre negro, poco importa, si observa concluirá que es lo mismo, lo digas con muchos rostros participantes o lo digas sólo con uno implicado, lo pongas con letra negra cubierta de coagulante rojo, lo escribas con flotante letra blanca sobre extenso mar negro y con indiferente independencia del marginado artículo sin mayúscula.

sábado, noviembre 04, 2006

El laberinto del fauno

Bienvenida a tu mundo de fantasía. Pasa, no te quedes en la puerta. Deja atrás el mundo real, tan enloquecido y confuso. Aquí estamos todos los que quieras inventarnos y algunos más que aportarán su particular toque de perversión, porque realidad y fantasía no dejan de ser dos facetas de un contexto cruel.

Adelante, no te quedes ahí parada. Cuanto más entres más pequeña será la salida y más alejada estarás de esa realidad adulta que tanto detestas. Bien es cierto que la mezcolanza de seres diversos que te imaginas puede conducirte a no reconocer lo que ocurre a tu alrededor pero eso no debe preocuparte porque los adultos que te rodean están tan ocupados en sus propios desórdenes anímicos que vais a estar todos en la misma situación y, no te quepa duda, este mundo tuyo de fantasía tiene más posibilidades de satisfacerte emotivamente que el artificioso lugar exterior, ése que tanto detestas, edificado con rencillas y encrucijadas que no hacen más que confundir a cualquier niño obligado a permanecer en él.

Así que, bienvenida a tu mundo de fantasía. Lo llamamos 'El laberinto del fauno', un lugar pensado para confundir a quien se adentre en él porque mire a dónde mire todo tendrá sentido y, además, el futuro le será revelado en sueños o por medio de voces sobrenaturales provenientes de nuestras arboledas. Adéntrate en él, verás que no es tan laberíntico como aparenta a ojos de quien no lo ha vivido como alternativa de supervivencia. Por cierto, ¿cómo te llamas?.

sábado, octubre 28, 2006

El diablo viste de Prada

La base sustentadora se eleva del suelo todo lo que la física constructiva permite y la estética distintiva faculta.

Tamaño diseño, cual ente sin cabeza, no presenta puntera y se tiñe de un reflectante rojo sangre para que nos podamos ver reflejados como si de un diabólico espejo íntimo se tratara.

El talón se aleja del suelo, no para conjurar las debilidades de la base sino para evidenciar el inestable equilibrio de las alturas y el deslizante tobogán al que estará expuesto quien entre en tan estilista horma.

El punto de contacto con el suelo se convierte en un demoníaco pincho de aperitivo dirigido hacia los bustos de los personajes, vistos como olivas rellenas a las que ensartar para llevarselas al paladar. Según parece, hay dos cabezas objetivo destacado. Una, experimentada y posiblemente sabedora de la situación, no va a poder zafarse pues dos picos se ciernen sobre ella y uno está justo sobre el centro de su cabeza. La otra, en apariencia inexperta desconocedora de los entresijos pijos, puede que logre eludir la atracción gustativa de la ostentación pues el tercer pico la va a pillar de refilón y puede que sea la excepción que se zafe de la popular regla empírica de que la tercera va a la vencida.

viernes, octubre 20, 2006

La prueba del crimen

Hay quien dónde pone el ojo pone la bala... pero es un efecto buscado, sugerido; porque el ojo visible mira hacia al espectador del cartel, la mira de la pistola señala hacia el impacto en el cristal y la marca dejada por la bala (todas las balas dejan rastro) indica que el disparo ha seguido una trayectoria paralela a la mirada; ergo, le ha ido de poco al corazón. La pistola delimita áreas: la particular del crimen probado en rojo título y la familiar compuesta en claroscuros por un entorno paterno (de reprobable espalda tatuada) y un ámbito materno (asombrado por lo que está ocurriendo, viendo, oyendo y percibiendo) intermediados por unas fantasmales siluetas de halo claro recortadas contra las oscuras formas de unos edificios inclinados que se asemejan a un barco escorado a la luz lunar de la noche.

Hay quien pone el ojo dónde alguien ha puesto la bala, hay quien esgrime una pistola más como prueba que como crimen y hay quien, probado y firmado, para una película como esta nunca estará preparado.

Hijos de los hombres

Si te vieras en los últimos días de la raza humana, ¿no derramarías alguna lágrima?.

Si no hubiese nacido ningún niño en 18 años, ¿no verterías alguna lágrima?.

Si te vieses en el año 2027 con este panorama, ¿estarías conmigo que sería para llorar?.

Si fuese él quien debiera proteger nuestra única esperanza... ¿ni tan siquiera una lágrima?, ¿por él?, ¿por nuestra esperanza?

¿ni una sólo?, ¿por nuestra única esperanza?.

Si viviéramos en un mundo sin niños, donde cada uno está triste y temeroso, y ningún niño sigue nuestros pasos para correr en los lugares donde nosotros jugamos... ¿ni una lagrimita?.

Menos mal, por fin, una lágrima ha aparecido en el cristal del portafotos.

No obstante, para ser precisos, habría que dilucidar si ha sido resultado de una reacción emocional interna o de una acción violenta externa.

¿Ni tan siquiera por esta triste duda?.

¿Te ves reflejado en lo que ha quedado de espejo?.

¿Ni por ésta última, siquiera?

lunes, octubre 02, 2006

Neil Young: Heart of gold

Cielo y tierra se co-funden doradamente, compensando sus distintas densidades materiales en busca de un equilibrado conjunto visual, anímico, espiritual.

Hay una población en la lejanía. Hay un tren en las cercanías. Hay una dorada luz que hace sentir al hombre de la guitarra como si no tocara suelo porque él bien sabe que por cambios que vengan mientras el corazón lata bajo el sol, lejos se puede llegar.

Soplen vientos, vuelen los mares, hay cosas que no cambian pase lo que pase, hay caminos que no cambian pase quien pase. Para quien está condenado a moverse, los buenos momentos quedan atrás o pasan al lado, a toda velocidad, pero el caminante, que ha viajado allá y acullá, ha arrancado sonrisas y lágrimas, ha compartido sueños y esperanzas y nunca ha estado fuera de lugar, sabe que lejos puede llegar si tiene qué le proteja la cabeza del sol, qué asir que le produzca armonías y qué le mantenga inspirado en la búsqueda de un referente cosechado corazón de oro.

sábado, septiembre 23, 2006

La joven del agua

Enmarañada madeja azulada de cabellos, plantas, animales y personas en torno a la límpida faz de una hipnotizadora joven de salvadores ojos marinos, perfilada nariz detectora y sugerente boca informativa que, como orientador faro descuella entre las truculentas turbulencias de los elementos naturales, como itinerante proa abre brecha por entre los liantes sargazos de las implicaciones y derivaciones y como revelador test de manchas destaca fehaciente lo evidente de lo reiteradamente psicótico: se agota el tiempo para un final feliz.

Como alegoría, aplíquese anímicamente en nuestros días.

Como test, aplíquese políticamente a lo que sea de urna menester.

Como metáfora, aplíquese íntimamente desde el corazón a la coraza.

 

Vemos, aparentemente tangibles, los pasos del elemento que adopta la forma de su continente, dirigiéndose sobre el entramado de noble madera hacia la precursora luz azulada, metafórica fusión de desprendido líquido elemental e iluminada imaginación vital.

sábado, septiembre 16, 2006

Monster house

La imagen, deformada por una imaginada pero perceptible lente, conforma el ojo de una cerradura por la que accedemos, mirones, observadores, a la transformación de una casa en una terrorífica locomotora, chimenea a todo vapor, con la monstruosa intención de tragarse, veáse sino la puerta-boca entreabriéndose, a los tres amiguitos de aperitivo, a todo el cuadro técnico-artístico como plato combinado y, de postre, a nosotros si, hipnotizados como estamos ante la visión de la puerta que se está abriendo, no nos apartamos de su travieso vial.

"Es importante saber el destino del tren, pero más aún decidirse a subir en él", le decía el revisor del Polar Express al chico.

Pocas opciones tenemos, esta vez, como observadores, como espectadores, no estamos junto a la vía, esta vez estamos en la vía.

Ya no es cuestión de subir o quedarse, sino de seguir o apartarse.