Mirando el cartel

 

  

miércoles, junio 29, 2005

La guerra de los mundos

El mundo en su mano, una mano alienígena.

Tres dedos son suficientes para sostener un mundo en llamas recortado contra el oscuro, y nada claro, fondo mientras la venosa maleza roja se extiende desde la mano extraterreste hasta la devastada supercie terrestre.

Incluso los alienígenas construyen máquinas de guerra a su imagen y semejanza.

No hay que salir del planeta para encontrar mundos que son capaces de utilizar la maquinaria de guerra para conseguir la devastación indiscriminada de cualquier otra sociedad urbana. Unas veces se ha llamado conquista, otras colonización y últimamente liberación. En algunas de ellas, contemporáneas casi todas, la máquina de guerra empleada partía de acuerdos, o tratados, a tres bandas.

No estamos solos, ni en el espacio ni mucho menos en nuestro planeta. Hay otros mundos y casi todos están en éste. Siempre habrá quien amparado en una distancia abismal, por vacía, no por lejana, nos observe con detenimiento y acabe dirigiendo su codiciosa mirada hacia nuestro mundo para, lenta, pero inexorablemente, disponer sus planes contra nosotros.

Unas veces se es el marciano, otras el humano; pero en todas estarán las bacterias y sólo es cuestión de tiempo que el opresor sea pagado con su misma moneda, tal como H.G.Wells ya profetizó en su momento.

Un hombre pacífico no deja de ser una contradicción en sus términos.