Mirando el cartel

 

  

miércoles, julio 20, 2005

Entre vivir y soñar

A la derecha, la noche de París se recorta sobre los tejados de los edificios conformando la sombra del busto del hombre soñado, de rostro aún por perfilar pero plagado de lejanas pero luminosas estrellas, más alto que la simbólica y sugerente Torre Eiffel y que las idílicas farolas de la calle no alcanzan a borrar con su luz.

A la izquierda, pero ajustada al centro, en coqueta y conjuntada postura de espera, vestido movido por la brisa del cambio aunque sea a la altura de las rodillas, manos en la espalda sosteniendo el bolso de las pertenencias personales y ocultando el paso de los años, la romántica protagonista eleva su mirada hacia los imaginados ojos de su soñado, aunque se intuye que ya maduro, príncipe.

Envolviendo la romántica imagen de la figura real ante la proyección de sus idílicos sueños se encuentra el blanco fondo con el título, la coletilla promocional y los créditos; conformando un cartel que, entre vivir y soñar, plantea la evolución social y política (descrita en los dos párrafos precedentes, no presente en el cartel pero dejada ir en la película)) de la ingenua generación que saboreó el verano del 68 y que ahora ha de conformarse con vino californiano..., picado para más inri, en lugar de champán o, cuando no peor, sin nada en la nevera; no por no tener sino por no percibir que se tiene.

viernes, julio 15, 2005

Los 4 fantásticos

Algo fantástico ocurre cuando nos dividimos, táctica infalible para vencer. Si nos concentramos podremos encontrar el flexible 'yo' que nos permitirá extendernos y alcanzar hasta más allá de las limitaciones físicas, la invisible belleza interior de lo mejor de 'mí' que nos facilitará perpetuarnos en las venideras generaciones, la llameante pasión del 'me' que nos permitirá volar más allá de las restricciones que impone la gravedad a los que pisan tierra para moverse y, cerrando las filas del cuarteto, la inamovible convicción del pétreo 'conmigo' para poder sacar las castañas del fuego cuando la situación va más allá de lo invisible o de lo flexible.

El cartel presenta los cuatro aspectos del hombre urbanita, con la gran ciudad de fondo como lugar en el que desempeñan su acción los personajes que aparecen desplegados en invertido cuatro como si unos modelos de escaparate nos mostrasen las últimas tendencias en superviviencia diaria: hay que ver las cosas de manera diferente para sacar lo mejor de nosotros.