Mirando el cartel

 

  

viernes, mayo 12, 2006

Hard candy

El cartel del desembarco en las pantallas comerciales, en imagen y más de lo que sería de desear, habla de la trama de la historia y, en palabras, muestra el despliegue de opiniones que, junto con las referencias a los festivales de Sitges y Sundace, refrendan e invitan al espectador a elegir esta película de entre otras muchas de la cartelera.

No se quiere errar el tiro del estreno. Objetivo: atrapar al lobo feroz de las taquillas, sea por la roja imagen de la indefensa adolescente (tierno bocado para calenturientas fauces babeantes), sea por la metálica dentada perimetral del cepo (tentador reclamo ocular para sanguiolentas mentes).

Sin embargo, si bien la vista es la que trabaja, a menudo nos engaña. En el arte de la caza, también hay capítulo para el cazador cazado (¡oh!, caliente café la tentación) y para el cazado cazador (¡oh!, frío refresco la venganza).

Ahora, y una vez el cebo en el cepo, a esperar el desarrollo de los acontecimientos.

El cartel presentado en Sitges-05 gira en torno a la sugerente transparencia de la pareja de vasos vacíos conteniendo, cada uno, un tentador caramelo rosado, dulce al paladar de la imaginación, sabroso al gusto de la situación y pegajoso al tacto sensorial de la tentación.

Uno de los caramelos, el que está bajo el epígrafe de difícil, mira al observador ofreciéndose como diana. El otro, el candoroso, aparece recostado y, en verdad, mostrando su lado más estrecho.

La tarjeta del título descansa sobre los vasos, avisando a quien opte por llenarlos, cualquiera de ellos, de que si no se anda con vista, el chupito se le puede atragantar.