Mirando el cartel

 

  

sábado, octubre 28, 2006

El diablo viste de Prada

La base sustentadora se eleva del suelo todo lo que la física constructiva permite y la estética distintiva faculta.

Tamaño diseño, cual ente sin cabeza, no presenta puntera y se tiñe de un reflectante rojo sangre para que nos podamos ver reflejados como si de un diabólico espejo íntimo se tratara.

El talón se aleja del suelo, no para conjurar las debilidades de la base sino para evidenciar el inestable equilibrio de las alturas y el deslizante tobogán al que estará expuesto quien entre en tan estilista horma.

El punto de contacto con el suelo se convierte en un demoníaco pincho de aperitivo dirigido hacia los bustos de los personajes, vistos como olivas rellenas a las que ensartar para llevarselas al paladar. Según parece, hay dos cabezas objetivo destacado. Una, experimentada y posiblemente sabedora de la situación, no va a poder zafarse pues dos picos se ciernen sobre ella y uno está justo sobre el centro de su cabeza. La otra, en apariencia inexperta desconocedora de los entresijos pijos, puede que logre eludir la atracción gustativa de la ostentación pues el tercer pico la va a pillar de refilón y puede que sea la excepción que se zafe de la popular regla empírica de que la tercera va a la vencida.

viernes, octubre 20, 2006

La prueba del crimen

Hay quien dónde pone el ojo pone la bala... pero es un efecto buscado, sugerido; porque el ojo visible mira hacia al espectador del cartel, la mira de la pistola señala hacia el impacto en el cristal y la marca dejada por la bala (todas las balas dejan rastro) indica que el disparo ha seguido una trayectoria paralela a la mirada; ergo, le ha ido de poco al corazón. La pistola delimita áreas: la particular del crimen probado en rojo título y la familiar compuesta en claroscuros por un entorno paterno (de reprobable espalda tatuada) y un ámbito materno (asombrado por lo que está ocurriendo, viendo, oyendo y percibiendo) intermediados por unas fantasmales siluetas de halo claro recortadas contra las oscuras formas de unos edificios inclinados que se asemejan a un barco escorado a la luz lunar de la noche.

Hay quien pone el ojo dónde alguien ha puesto la bala, hay quien esgrime una pistola más como prueba que como crimen y hay quien, probado y firmado, para una película como esta nunca estará preparado.

Hijos de los hombres

Si te vieras en los últimos días de la raza humana, ¿no derramarías alguna lágrima?.

Si no hubiese nacido ningún niño en 18 años, ¿no verterías alguna lágrima?.

Si te vieses en el año 2027 con este panorama, ¿estarías conmigo que sería para llorar?.

Si fuese él quien debiera proteger nuestra única esperanza... ¿ni tan siquiera una lágrima?, ¿por él?, ¿por nuestra esperanza?

¿ni una sólo?, ¿por nuestra única esperanza?.

Si viviéramos en un mundo sin niños, donde cada uno está triste y temeroso, y ningún niño sigue nuestros pasos para correr en los lugares donde nosotros jugamos... ¿ni una lagrimita?.

Menos mal, por fin, una lágrima ha aparecido en el cristal del portafotos.

No obstante, para ser precisos, habría que dilucidar si ha sido resultado de una reacción emocional interna o de una acción violenta externa.

¿Ni tan siquiera por esta triste duda?.

¿Te ves reflejado en lo que ha quedado de espejo?.

¿Ni por ésta última, siquiera?

lunes, octubre 02, 2006

Neil Young: Heart of gold

Cielo y tierra se co-funden doradamente, compensando sus distintas densidades materiales en busca de un equilibrado conjunto visual, anímico, espiritual.

Hay una población en la lejanía. Hay un tren en las cercanías. Hay una dorada luz que hace sentir al hombre de la guitarra como si no tocara suelo porque él bien sabe que por cambios que vengan mientras el corazón lata bajo el sol, lejos se puede llegar.

Soplen vientos, vuelen los mares, hay cosas que no cambian pase lo que pase, hay caminos que no cambian pase quien pase. Para quien está condenado a moverse, los buenos momentos quedan atrás o pasan al lado, a toda velocidad, pero el caminante, que ha viajado allá y acullá, ha arrancado sonrisas y lágrimas, ha compartido sueños y esperanzas y nunca ha estado fuera de lugar, sabe que lejos puede llegar si tiene qué le proteja la cabeza del sol, qué asir que le produzca armonías y qué le mantenga inspirado en la búsqueda de un referente cosechado corazón de oro.