Mirando el cartel

 

  

lunes, junio 20, 2005

Primer

Necesitamos una caja más grande. Un lugar más grande en el que ubicarla y en el que, además, podamos pasar desapercibidos.

¿Qué mejor lugar que un edificio de trasteros?. Compartimentos aislados e independientes, cada uno con su persiana. Alquilas un trastero y puedes entrar y salir cuando quieras sin preocuparte de los vecinos ni del portero. Sobre todo cuando sales sin haber entrado o entras sin haber salido.

¿Qué mejor lugar que la memoria?. Un lugar en dónde siempre cabe un recuerdo más grande y en dónde puedes tenerlos juntos, todos a mano, pero aislados unos de otros. Sobre todo cuando sois varios tú; sí, no te extrañes, sois tú mismo y tus dobles.

¿Qué mejor lugar que una sala de cine?. Un lugar donde cada espectador es un compartimento aislado e independiente, con sus sentidos como persiana de acceso a su percepción. De este modo, jugando con las imágenes y los sonidos, podéis inducirle al despiste y así pasar desapercibidos si bien el mensaje subliminal queda almacenado en cualquiera de sus múltiples y variados compartimentos de memoria.