Mirando el cartel

 

  

viernes, marzo 31, 2006

Ice Age 2: El deshielo

El título de esta segunda parte de la edad del hielo es un iceberg en constatable naufragio. No obstante, son las letras quienes se hunden pues los personajes, muy puestos en sus respectivos papeles, mantienen a flote una mirada que describe cristalinamente su caracter y transmite apaciblemente credibilidad.

Mientras el pico de la E sirve de plataforma al equilibrista mamut, hay quien a él se aferra, quien en él se sustenta y quienes de él penden; resultando, por equilibrio dinámico, un apreciable escoramiento hacia el lado serio magnificado por el afán de zambullirse en el placentero líquido azulado que uno de los revoltosos contrapesos denota con su lenguaje corporal.

Al lado, en la vecindad de la flotante cumbre del 2, la ardillita con su preciada semilla dispone de un relativo espacio vital muy superior ya que no ha de hacer equilibrios de habitabilidad ni sufrir hacinamiento demográfico. No obstante, no quita ojo al voluminoso vecindario que aparenta venírsele encima. Por lo que pueda pasar, que nunca se sabe lo que puede tramar el guionista, mantiene bien aferrada la bellota.

En el original, el mamut "casteller" (**), sin riesgo perceptible de abatimiento escorado, perfectamente plantado sobre la base de hielo (descollante columna de romo uno romano que otorga al hielo la calidad de isla, recortada contra la azulada línea del horizonte en la que tenuamente se confunden mar, hielo y cielo) sostiene sin ayuda de "pinya" (**), a todos los demás. La ardillita, "anxeneta" (**) precursora, aparece sobre la cumbre del castillo pero no levanta la mano en reclamo de haber culminado porque, al menos, tres buenas razones tiene: se saldría del cartel, correría el riesgo de que se le resbalara la bellota e induciría a suponer que no habría tercera entrega.

(**) casteller, pinya, anxeneta

"Castellers" o "Castells" (castillos, en catalán) es el nombre que recibe la tradición típica de ciertas comarcas catalanas, en especial las del Camp de Tarragona, Alt Camp y Alt Penedès, consistente en levantar torres humanas de varios pisos de altura. Los "castells" se dividen en tres partes:
 

  • "pinya" - la base del castillo.
  • "la torre" - el castillo.
  • "el pom de dalt" - los tres últimos pisos del castillo, coronado por el "anxaneta", un niño o niña que al llegar a lo más alto levanta el brazo saludando al público.

sábado, marzo 25, 2006

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Etiqueta identificativa de un frasco de esencia Almodóvar número 5: ambientación, situaciones, personajes, actrices y sencillez. La proporción no la marca el origen sino el destino; al ser un extracto, hasta que no se aplica no desencadena la reacción proporcional, de modo que en función de la piel sobre la que se aplica así es el resultado.

viernes, marzo 17, 2006

El nuevo mundo

El cartel nacional muestra una película de época, sugerida épica con la inclusión de las escenas de lucha con los indios, con un trío de personajes que abren hueco a un sugerente triángulo amoroso entre dos colonos y una nativa. La posición de las cabezas ya deja claro cual es la pareja de partida y quien el convidado terciario. Hay un leve apunte artístico en el sol que, entre ramas, aparece sobre la chica. El ramalazo artístico se completa con las franjas verdes laterales que forman parte de la escena del combate entre indios y colonos. El conjunto de créditos y las dos descriptivas coletillas promocionales completan el reclamo: amor y lucha en un ambiente paradisíaco (pasen, paguen, y vean).

El cartel americano, en cambio, ejerce una sugerente fascinación que lleva a mirarlo con detalle, en todos sus detalles, desde el oscuro punto de vista que sitúa al observador detrás de quien, camuflado, está viendo llegar los barcos que se acercan envueltos en una blanca bruma que hace ver la vela como la bandera blanca que se enseña cuando el enemigo se acerca a entablar conversación. Un cartel que incita a verlo en grande. Sin necesidad de créditos, el cartel es una seductora invitación a ver la película.

Mientras el original hace mérito a la película, el nacional busca hacer méritos para la taquilla. Las dos caras de la moneda artística.

sábado, marzo 04, 2006

Syriana

Un hombre normal. Aparenta ser el hombre de la calle. Y aún diría más: probablemente divorciado, o separado, y con un hijo universitario. Tiene los ojos tapados por el título de la película y la boca cerrada por el aviso de que todo está conectado. Puede que sea un hombre normal, y si no lo es lo intenta, pero todo indica que es un rehén, atado y amordazado. La mancha que aparece tras suyo adopta la forma, y el color, de un charco de sangre venosa. ¡Mal cariz está tomando la escena!. El hombre, inicialmente normal y posteriormente rehén, parece que es, o ha sido, víctima de la globalización, ese vocablo global que conecta todos con algunos y el mucho de pocos con el poco de la gran mayoría.

Un hombre de la calle, rehén de su trabajo y víctima de la globalización; denominación ésta más clara de asimilar si interpretamos su estructura constructiva: una parte de globo y una parte de inflamación. Globalización: inflamación del globo. Puede que sea el globo terráqueo, el globo ocular o el gonadal. Uno de ellos o todos, que todo está conectado.

La víctima tiene barba. ¡Mal rollo!. El refranero aporta yu-yu malo (expresión redundante pero no es para menos): "Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar".