Mirando el cartel

 

  

miércoles, abril 19, 2006

Flores rotas

Flores, caídas, en la mano izquierda. No es una visita de conquista.

Mano derecha en actitud de asir un bastón, una muletilla, un punto de apoyo. Ni tan siquiera es una visita de reconquista.

La inclinación general del cuerpo indica precaución para con la reacción que tenga quien abra la puerta. Es una visita inesperada.

La mirada delata una duda más que justificada. Es una visita de una idoneidad espacio temporal discutible.

El visitante queda en el lado de la ventana, expuesto a su propio reflejo, a ser visto sin, a cambio, ver a quien lo observe. Es una visita impulsada por algo más fuerte que el miedo.

La madera entre la visible ventana y la intuida puerta sirve de papel sobre el que, en tipografía de máquina de escribir de dos tintas, negro pasado y rosa sentimental (diluido rojo pasión de femeninas lágrimas vertidas), se desglosan los créditos. Es una visita a un amor pasado. ¿19 años atrás, quizá?.

"A veces la vida te da extrañas sorpresas", se lee a pie de créditos y sobre el conjunto de flores rotas, arrancadas de su jardín natal, que conforman la pretendida ofrenda del que espera verse en los ojos de quien abra. Parece que esta vez ha cambiado la disposición. A veces la vida te da extrañas sorpresas.