Mirando el cartel

 

  

sábado, marzo 04, 2006

Syriana

Un hombre normal. Aparenta ser el hombre de la calle. Y aún diría más: probablemente divorciado, o separado, y con un hijo universitario. Tiene los ojos tapados por el título de la película y la boca cerrada por el aviso de que todo está conectado. Puede que sea un hombre normal, y si no lo es lo intenta, pero todo indica que es un rehén, atado y amordazado. La mancha que aparece tras suyo adopta la forma, y el color, de un charco de sangre venosa. ¡Mal cariz está tomando la escena!. El hombre, inicialmente normal y posteriormente rehén, parece que es, o ha sido, víctima de la globalización, ese vocablo global que conecta todos con algunos y el mucho de pocos con el poco de la gran mayoría.

Un hombre de la calle, rehén de su trabajo y víctima de la globalización; denominación ésta más clara de asimilar si interpretamos su estructura constructiva: una parte de globo y una parte de inflamación. Globalización: inflamación del globo. Puede que sea el globo terráqueo, el globo ocular o el gonadal. Uno de ellos o todos, que todo está conectado.

La víctima tiene barba. ¡Mal rollo!. El refranero aporta yu-yu malo (expresión redundante pero no es para menos): "Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar".