Mirando el cartel

 

  

sábado, abril 22, 2006

Crash (Colisión)

En caso de impacto o colisión el cristal del parabrisas se astilla y adopta la forma de inocuos gránulos antes de desprenderse en busca del reposo que la madre tierra le ofrezca en virtud de la correspondiente liquidación de energía, siempre a la baja, y entropía, siempre a la alza.

En caso de impacto o colisión, el ser humano se aferra al prójimo próximo en un instintivo acto de supervivencia que, físicamente, le permita compensar la predecible pérdida de energía que conlleva perder el equilibrio y, anímicamente, retener el orden de las cosas evitando que se desparramen.

El hombre. Anillo en la mano izquierda: lo que sujeta es muy querido y no quiere que se le escape. Mano derecha con el puño cerrado: lo que retiene es muy apreciado y no quiere que se lo arrebaten. Ojos cerrados: ni quiere ver lo que imagina que ha ocurrido, ni imaginar lo que ha visto que ha acontecido. Boca abierta y dientes al viento: libera energía con el grito y aumenta el desorden emocional en un desesperado intento de satisfacer lo que las leyes naturales exigen en caso de colisión sin que vayan más allá de lo que tiene entre manos.

La niña. Espaldas al observador: o timidez natural o sólo quiere ver lo que quiere. Brazos al cuello: no para ahogar la figura que la sostiene sino para no ahogarse en el oscuro océano de intransigente insensatez que les rodea a ambos.

Ambos. Fuertemente abrazados: compartida protección protectora y mutuo afecto para con el otro.

Título en color blanco y al estilo parabrisas astillado con la conexión entre la r y la que asemeja un desarrollado abdomen de mosquito de largas patas: unas veces eres el parabrisas y otras el insecto.

miércoles, abril 19, 2006

Flores rotas

Flores, caídas, en la mano izquierda. No es una visita de conquista.

Mano derecha en actitud de asir un bastón, una muletilla, un punto de apoyo. Ni tan siquiera es una visita de reconquista.

La inclinación general del cuerpo indica precaución para con la reacción que tenga quien abra la puerta. Es una visita inesperada.

La mirada delata una duda más que justificada. Es una visita de una idoneidad espacio temporal discutible.

El visitante queda en el lado de la ventana, expuesto a su propio reflejo, a ser visto sin, a cambio, ver a quien lo observe. Es una visita impulsada por algo más fuerte que el miedo.

La madera entre la visible ventana y la intuida puerta sirve de papel sobre el que, en tipografía de máquina de escribir de dos tintas, negro pasado y rosa sentimental (diluido rojo pasión de femeninas lágrimas vertidas), se desglosan los créditos. Es una visita a un amor pasado. ¿19 años atrás, quizá?.

"A veces la vida te da extrañas sorpresas", se lee a pie de créditos y sobre el conjunto de flores rotas, arrancadas de su jardín natal, que conforman la pretendida ofrenda del que espera verse en los ojos de quien abra. Parece que esta vez ha cambiado la disposición. A veces la vida te da extrañas sorpresas.

jueves, abril 13, 2006

Salvaje (The wild)

"Una nueva camada de turistas". Se referirá al 'conjunto o serie de cosas numerables, extendidas horizontalmente de modo que puedan colocarse otras sobre ellas', tal como ocurre con los personajes apiñados sobre la tapa de alcantarilla.

La A de Salvaje, el título, está definida por la silueta de los edificios de Nueva York. Los edificios de la ciudad se doblan por efecto de la altura y entran en el campo visual del cartel. ¿Será una referencia a que en la ciudad también rige la ley de la selva?.

"Pateando las calles en 2006", bajo el título, ¿se refiere a la fecha de estreno o se apunta a "Dicho del público: Mostrar su desaprobación de un discurso, pieza teatral u otro espectáculo golpeando con los pies en el suelo"?.

¿Qué significado tiene el cartel que sostiene el koala?. "A Nueva York o piérdete".

Confieso que me he perdido.

viernes, abril 07, 2006

Tirante el Blanco

Interesante cartel.

El elegido reparto, en sombreados rótulos lácteos, se distribuye por la sugerida, no mostrada, parte de los pechos.

La iluminación confiere al objeto de la autocontemplación características de agujero negro, punto capaz de absorber la energía visual circundante, y junto al que, en el lado derecho, en la vertiente oriental del vientre, se han escrito a modo de epitafio las palabras que constituyen la coletilla descriptiva del espíritu de la obra anunciada: "En un mundo en guerra, el arma más poderosa es la virginidad de una princesa."

El título se sostiene sobre las dos espadas cruzadas, simbólicamente representadas por las manos de los contendientes (el amor es un campo de batalla que se libra, mano a mano, en el cuerpo a cuerpo), la guerrera desplegada desde el lado izquierdo, desde Occidente, y la sensual afincada en Oriente.

La mano virginal tapa recatadamente el oscuro objeto de deseo, no dejando ver otro vello que el rubio del antebrazo.

El lugar donde aparece el nombre del director, visto en su calado de proyección, hace honor al refrán: "Quien parte y reparte se queda con la mejor parte".

El grueso de los créditos y los iconos de productores y colaboradores sirven de base estable al conjunto y ayudan a alejar la mirada de la zona baja: sabido es que la letra pequeña se asocia a contrato y el instinto animal rehuye la responsabilidad.

Discutible cartel.

La mano desnuda antepuesta a la mano en la armadura indica la disposición a ocultar a la vista del observador los detalles de lo que ahí ocurre. Esto, no sólo contradice el precepto principal de la coletilla propagandística (como no indica que sea aparente debemos suponer que es consecuente) sino que no se ajusta a lo que ocurre en pantalla pues la dudas conscientes de la princesa no permiten al guerrero alcanzar lo que tan insistentemente asedia. Por tanto, la situación de las manos debiera intercambiarse: la mano femenina debería estar en segundo plano, protegiendo púdicamente su zona púbica de la acechante la mano que, en primer plano, planea sobre ella. No es tan atractivo visualmente porque reduce la superficie de piel femenina expuesta pero se ajusta a lo que se publicita y se ofrece.

Aún en el supuesto de que la mano femenina que aparece no sea del cuerpo virginal oferente, todo puede ser y nada debe descartarse a razón de lo visto, las manos debieran aparecer en la disposición planteada en el párrafo anterior, o ¿es que el autor del cartel no ha visto el objeto de su obra?.

Significativo cartel.

Las diferencias entre lo que se publicita verbalmente y visualmente delimitan el foso que distancia la pantalla de la butaca.