Mirando el cartel

 

  

viernes, diciembre 01, 2006

Brick

La blanca estela actúa de papel para las letras de los créditos artísticos y competitivos de una película de detectives cuyo título apunta a un ladrillo más en esta pared de jóvenes que prematuramente toman las de adultos para violentamente acabar plácidamente con la mano extendida flotando sobre la superficie del agua de alcantarilla que calmadamente busca la inmensidad de un océano en el que encontrar un rincón en cualquiera de sus fosas abisales, pobladas por seres planos que sobreviven a la falta de luz, a las altas presiones y a las naturales tensiones de la comunidad que su conjunto combinado determina.

La lechosa estela fluye de los moribundos dedos como sangre resultante de luz y taquífragos o como dilución del concentrado polvo de ladrillo que ha entrado en contacto con el básico elemento vital que de líquido se escapa de entre los dedos y flexible se adapta a cualquier recipiente corporal que, receptivo en la base del cartel, lo quiera contener.

En otra época hubiera sido un cigarrillo buscando mantenerse erguido y alejado del suelo consumiéndose recortado contra el cielo de los sueños y las deseadas tentaciones mientras el humo asciende dibujando sugerentes formas de estudio piscológico. En ésta, es una mano al pairo unida a un cuerpo colilla caído y pisado por quienes circunstancialmente van de adultos.